Señora de una de las cortes más fastuosas de la historia, Isabel de Rusia contaba con 15,000 trajes de gala, y otros tantos pares de zapatos y medias de seda.
Isabel I ascendió al trono ruso en 1741 y se hizo identificar como la madre misericordiosa del pueblo.
Notable por sus excesos y desenfrenada lujuria, se rodeaba de una docena de apuestos amantes a los que exigía completa fidelidad. Uno de ellos la engaño con otra mujer e Isabel de Rusia decidió darle un castigo ejemplar. Lo obligó a casarse con una enana deforme, y exigió que la pareja pasara la noche de bodas en una habitación hecha de hielo. A la mañana siguiente los encontró en el lecho amoratados por el frío. La zarina ordenó que a su rival le cortaran las orejas y la nariz, luego dispuso que a él lo condujeran a pie a la lejana Liberia, donde pasó el resto de sus días.
Aquejada de demencia, en los últimos meses de su vida se negó a tomar medicamentos y ordenó castigar con azotes a quien se atreviera a pronunciar frente a ella la palabra ‘muerte’. Sin embargo, no logró conjurar su destino y falleció a la edad de 52 años.
Tras la muerte de esta, lo más llamativo fue el armario que disponía, en donde se pudieron contabilizar más de 15000 vestidos; Se decía que solía cambiarse de ropa más de tres veces al día, eso sí que es una pasión por la vestimenta, a costa de un gran esfuerzo para las arcas del estado.
