Un estornudo es un acto reflejo que consta de una inspiración prolongada seguida de una expiración violenta y ruidosa.
La nariz es el purificador de aire del organismo. Al entrar por la nariz el aire se calienta, se humidifica y se filtra, para llegar a los pulmones lo más cálido, húmedo y limpio posible. Claro que, en ocasiones, el filtraje no es suficiente y se desencadena el mecanismo del estornudo. Esto ocurre cuando:
1-El aire está sucio en exceso (por ejemplo por una nube de polvo).
2-Exceso se bacterias y virus en la mucosidad nasal (por ejemplo durante un resfriado).
3-Existe una reacción alérgica (por ejemplo al inhalar polen).
En estas circunstancias las células nerviosas de los tejidos nasales se excitan y envían impulsos al tallo encefálico (sección del cerebro que controla los actos involuntarios) y éste reenvía las señales a los músculos pectorales, a los abdominales y al diafragma, que contraen los pulmones en un espasmo. Los músculos de la faringe también se contraen evitando que el aire expulsado penetre en la boca y facilitando que salga por la nariz.
Gracias a este mecanismo de defensa del sistema respiratorio, nuestro cuerpo expulsa las sustancias perniciosas para nuestro organismo mediante un chorro de aire a presión a través de las fosas nasales.

Curiosidades
El aire expulsado por la nariz al estornudar puede alcanzar los 160 km/h.
Es muy difícil mantener los ojos abiertos mientras se estornuda, ya que los nervios que controlan los ojos y la nariz se encuentran relacionados y un estímulo en uno de ellos a menudo produce una respuesta en el otro. También es casi imposible estornudar sin mover la cabeza, ya que este movimiento hacia adelante ayuda a expulsar las sustancias irritantes.
Es imposible estornudar a voluntad, pues no se puede desencadenar el proceso de manera voluntaria. Por contra, sí que se puede reprimir parcialmente (no sin cierto esfuerzo) aunque no es recomendable hacerlo.
